Que te den morcillas
Una de las expresiones que hemos escuchado alguna vez en nuestra vida, ha sido “que te den morcillas”, pero, ¿qué conoces de este embutido que es un placer para muchos de vosotros?
Además, es ya una tradición en ciertos lugares, donde lo han convertido en un reclamo gastronómico, al tratarse de un producto de una gran calidad y con un sabor que no vas a encontrar en ningún otro lugar del mundo.
Y es que ya la morcilla es tan antigua como el resto de embutidos que podemos disfrutar, remontándose hasta la antigua Grecia, donde podemos encontrar, en escritos tan importantes como La Odisea, de Homero, como uno de los personajes cocina una variante de este apreciado producto.
¿Qué es una morcilla?
La morcilla es un embutido muy apreciado por muchos y a los que a otros no les gusta tanto. Solo sabiendo el ingrediente principal, les tira para atrás, incluso tan solo probarla, pero estamos convencidos de que, si le dieran una oportunidad, podrían descubrir un producto exquisito.
Como te contamos, la morcilla tiene como base principal la sangre que se ha extraído del cerdo durante los primeros momentos de la matanza, a la que se le añade grasa y, dependiendo de la zona de nuestro territorio, otros ingredientes, muy variados.
Pero lógicamente, esta sangre antes de ser embutida en la tripa, se cuece, adquiriendo así su característico color negro, debido a la oxidación de la sangre.
Entre la multitud de ingredientes que se usan para realizar este magnífico y sabroso embutido, ponemos encontrar el arroz, la cebolla, piñones, pan, cereales, anís, fruta, patata, entre otros muchos. Como ya te hemos comentado, cada zona tiene su propia forma de hacerla.
El proceso
Es relativamente sencillo, al igual que el resto de embutidos.
En un primer momento, se extrae la sangre al cerdo al iniciar la matanza, manteniendo esta sangre templada y removiendo constantemente para evitar su coagulación.
De ahí se pasa a cocerla, al igual que los ingredientes que van a componer le embutido que queremos preparar. Como ya te hemos dicho antes, se cocerá la cebolla, el arroz, la calabaza, el puerro o cualquiera de los ingredientes que lo vayan a componer.
En el caso de querer usar alguna guindilla, o pimiento, se suele hacer un pequeño sofrito utilizando manteca del propio cerdo para darle más sabor.
Una vez que todos los ingredientes están preparados por separado, en un gran recipiente se juntan todos, añadiendo manteca de cerdo y las especias que se vayan a utilizar para así unificar y dar consistencia a la mezcla y que se vayan tomando los sabores.
Se deja reposar un par de horas para que se unifiquen los sabores y se pasa a embutir esta mezcla. Normalmente se utiliza la tripa del propio cerdo, naturalmente, y es que como ves, del cerdo se aprovecha todo. En el caso de no poder utilizar la tripa natural del cerdo, se utilizarán otras sintéticas o tripa de vaca.
Ahora que ya está embutida, el siguiente paso es cocer el resultado en agua y enfriar de forma rápida para que tenga más consistencia.
Por último, pasamos al secado de la pieza, que suele ser de un día, en los mismos secaderos en los que ponemos los chorizos o los salchichones, siempre en condiciones controladas para evitar que la pieza se pueda corromper.
En otros casos, se deja secar durante más tiempo, obteniendo un producto más duro y quizás con menos sabor, pero que soporta mejor el paso del tiempo.
De todos modos, lo recomendable es poder disponer del producto fresco y a partir de ahí, cocinarlo de la manera que más te guste.
Normalmente no se suele consumir cruda, sino que suele formar parte de guisos de cuchara y legumbres, a los que aporta un sabor espectacular. Eso sí, teniendo en cuenta su alto aporte calórico, hay que consumir con moderación o tenerlo en cuenta cuando se realice un guiso con ellas.
La otra manera más extendida en su consumo, es pasada por la plancha, ya sea en rodadas o la pieza entera, si es una morcilla estrecha. A la parrilla es un manjar. De hecho, en muchos de nuestros bares, las tostas de morcilla pueden llegar a ser uno de sus pinchos estrella.
Tipos de morcilla
Un caso excepcional lo podemos tener en un tipo de morcilla que se realiza en Extremadura, que puede recordar a la sobrasada, o al farinato de Salamanca, tanto en color como en textura, pero con sabores muy diferentes entre ellos. Estamos hablando de la morcilla patatera, o patatera directamente.
Este tipo de morcilla se suele consumir fresca y untada en pan, no como parte de un guiso que aunque tenga la denominación de morcilla, no lleva sangre, y su ingrediente principal es la patata, la manteca y el pimentón, de la Vera, por supuesto.
Por eso esta morcilla tiene un color rojo más vivo que el que podemos encontrar en el chorizo.
Pero como probablemente ya sepas, o hayas oído hablar de ella, las morcillas más conocidas o que más te puedan sonar, son las morcillas de Burgos, morcillas de arroz y cebolla. Del mismo modo que se realiza la morcilla de Palencia.
No queremos dejar de mencionar las morcillas del levante español, con comino, clavo o canela, las manchegas, con pimenta y cebolla, las de Asturias o León, las de Beasain en el País Vasco, con puerro, la gallega con manzana, azúcar y pan o la canaria, también de la variedad de morcillas dulces, con azúcar, pasas, pan, almendras, jengibre. En Soria o en La Rioja también le añaden canela, anís y azúcar.
Como ves, variedades hay muchas, con muchos sabores muy diferentes, yendo del dulce al salado, pasando por los picantes.
Con los nuevos tiempos, las morcillas también han tenido que evolucionar, llegando a hacerse morcillas veganas, using otro tipo de proteína, en este caso vegetales, como la soja o el tofu, con calabaza, arroz, alubias, berenjenas… y por supuesto, especias.
Ahora que ya conoces un poco más sobre este tipo de embutido, seguro que estás deseando probarlo. A nosotros, que nos encanta, se nos hace la boca agua pensando el poner unas rodajas en la plancha y disfrutar de una buena tosta, acompañada de miel o pimientos, con nuestra bebida preferida.
Si no resistes la tentación, ya sabes que puedes encontrarla en nuestra página web y te la llevamos a casa.
Esperamos que disfrutéis muchos de nuestros productos, y ¡que os den morcillas!
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