Es un cerdo que está diseñado para vivir en el campo, debido a su fácil adaptabilidad a entornos rurales y una alta resistencia a las enfermedades derivadas de este tipo de vida, dando resultados de calidad.
Por todo esto, su cría para un uso intensivo y desarrollo lo establecen como una de las mejores opciones para realizar cruces con los ibéricos, además de conseguir un resultado de alta calidad en los productos de los animales resultantes.
Para que pueda distinguirlos del resto de cerdos blancos, te diremos que tienen un pelaje de un tono rojo oscuro, pudiendo recordar en su color a los ibéricos retintos, pero que físicamente tiene otras características. En ocasiones pueden presentarse con un amarillo cobrizo.
Sus orejas suelen ser caídas en punta, con un cuello corto y unas extremidades largas y fuertes. Son de un tamaño medio, arqueado y con unas pezuñas de color negro.
La cabeza es pequeña en comparación con el cuerpo, ancha entre los ojos, con un frente cóncavo, hocico corto y afinado, ancho y levantado
En cuanto a su carne, tiene un alto contenido en grasa infiltrada y jugosa, con una gran veta y un sabor muy intenso. Alto contenido en proteínas y vitaminas, que recuerda a la carne del cerdo ibérico en cuanto a valores nutricionales y organolépticos, con menos grasa que el cerdo ibérico.
Por ponerle una etiqueta para comparar con la calidad de los ibéricos, si lo fuera, llevaría la etiqueta roja de los jamones ibéricos.
Por todas estas razones, esta raza de cerdo es la única que se establece según Norma de Calidad del Ibérico ( R.D. 1469/2007, del 2 de noviembre para poder realizar los cruces para la obtención de las diferentes calidades que encontramos en las razas de los ibéricos.